SANACIÓN ANCESTRAL FEMENINA

Soy Selva, mujer de raíces colombianas. Dentro mí habita el espíritu de una gitana en búsqueda de su conocimiento y su fuente de poder interior e intuitivo, reconociendo y descubriendo la mujer sabia, mágica y salvaje que guarda en su cuerpo y en su espíritu dones creativos y sanadores que me han sido concedidos por la madre naturaleza y por el espiritu de la Selva y las abuelas, a quienes agradezco y honro por sus enseñanzas.  Soy una mujer enraizada al Espíritu de la Tierra, que siente y se reconoce en el Agua, el Fuego y el Aire; elementales que me inspiran e impulsan a seguir mi corazón y ese deseo profundo de reconectarme cada día con La madre tierra, con sus grandes misterios y sus medicinas ancestrales.

Me he sumergido en las selvas del Brasil, Perú y Colombia en búsqueda de las voces de las abuelas y curanderas, descubriendo lugares sagrados, pueblos indígenas, plantas maestras, mujeres poderosas y así mismo descubriendo mi propio reflejo en sus vidas. Mi cuerpo y mi espíritu han entrado en contacto con mágicos rituales ancestrales, el chamanismo femenino, la sanación y la meditación a través de la naturaleza y del espíritu de las plantas y los animales, además de formas divinas de relacionarme con mi cuerpo, con mi sexualidad sagrada y mi sabiduría femenina.

En las selvas del Perú recibí mi primera iniciación chamánica por parte de las Abuelas Shipibo y fue allí, después de dietar 25 días sola, en la Selva, que una noche, el espíritu del Fuego, de las plantas medicinales y el canto de los Ícaros de las abuelas, se manifestaron y me mostraron que el propósito de mi vida era despertar y reencontrarme con la Mujer Medicina que me habita para compartir con las mujeres lo que la Naturaleza me había enseñado y entregado. En ese mismo momento supe que el mensaje era claro. Y fue así que, durante este proceso, potencié la intensidad de mi propósito y en el año 2017 comenzó a palpitar mi proyecto Respiro de la Selva, que se ha manifestado ya en diferentes retiros de mujeres y talleres guiados por mí en países de Europa, Sur América. En cada uno de estos encuentros empecé a compartir con otras hermanas mis propias vivencias, y procesos de sanación, siendo un canal para acompanar a otras mujeres a despertar su capacidad innata de purificar y transformar sus vidas a través de la conexión con la naturaleza con sus propios elementales, su intuición, su magia para asi, invocar y honrar el poder ancestral que las habita.

Durante lo que ha sido mi jornada, en Colombia, fui iniciada en terapias con ángeles, masaje ayurveda y herbolaria femenina. A través de la danza ancestral terapéutica, empecé mi aprendizaje en la práctica de rituales de sanación  inspirándome en la alquimia de la danza con los elementales, recibí la iniciación como sahumadora y sacerdotisa de María Magdalena, terapista en Sexualidad Sagrada. En la selva brasileña fui iniciada en el masaje tradicional con plantas medicinales por las mujeres mayorunas. En Guatemala inicié mi conocimiento en la ceremonia del Fuego y el Cacao en la tradición Maya. En México inicie mi formación en medicina tradicional. En mi camino por la India fui iniciada en la terapia del Reiki y continúe mis estudios en la terapia tradicional Ayurveda. Allí mismo, realicé mi formación como discípula en la práctica del yoga y la meditación,  en Nepal, en el arte sagrado y tradicional de la terapia de sonido con los cuencos tibetanos, y en Portugal como facilitadora de kundalini experience. y portadora del fuego. Así mismo, he llevado mucho tiempo interesándome en los rituales ancestrales femeninos, en la energía sanadora a través de la naturaleza. Y es así cómo mí espíritu de gitana continúa descubriendo, sanando y abrazando mis sombras, estudiando y siendo una aprendiz y discípula de las sagradas enseñanzas de la naturaleza. Un camino que requiere tiempo, amor, respeto, dedicación y compromiso de por vida.

Gracias por recibirme. Gracias por honrarme. Gracias por respetarme. Del mismo modo, te recibo, te honro, te respeto y te agradezco con todo mi Ser tu presencia en mi vida. Selva